Europa

Fracaso del «Estado de Bienestar» en la UE

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Desde la crisis financiera internacional de 2008, la Unión Europea ha luchado por recuperar su tasa de crecimiento económico y estabilidad.

A pesar de los esfuerzos y políticas implementadas, el continente sigue sin lograr una recuperación sólida. El impacto de las políticas fiscales y monetarias adoptadas durante la pandemia continúa ejerciendo su influencia, y Europa enfrenta ahora el desafío de la estanflación, algo que no se veía desde la década de 1970.

El modelo del «Estado de Bienestar» que ha sido un pilar en las economías europeas muestra signos de agotamiento. A diferencia de otras naciones desarrolladas como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, donde el nivel de vida sigue mejorando, en Europa esta mejora es cada vez más esquiva.

La Eurozona ha experimentado un crecimiento económico débil, con un modesto 0.1% en el segundo trimestre de este año, siguiendo un patrón similar en el primer trimestre. Países como Alemania ya han ingresado oficialmente en una recesión, mientras que Francia y España se encuentran en un estancamiento económico significativo.

Las proyecciones para el año en curso sugieren que la UE en su conjunto apenas crecerá un 0.6% en comparación con el año anterior. En contraste, países como Estados Unidos, Australia, Canadá, Corea del Sur y Japón verán crecimientos mucho más sólidos, en algunos casos superando el 1.5%.

A medida que la economía europea muestra signos de estancamiento, la inflación sigue siendo un problema persistente. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la Eurozona registró un aumento interanual del 5.3% en agosto, y se espera que los precios aumenten en un 5% en comparación con el año anterior.

La inflación en Europa se mantiene a niveles que duplican con creces las tasas previas a la pandemia. Las medidas de estímulo fiscal y monetario lograron amortiguar el impacto inicial de la pandemia, pero no han logrado revitalizar el crecimiento económico.

El keynesianismo, una vez más, ha demostrado su ineficacia. Los estímulos fiscales durante la pandemia inicialmente llevaron al ahorro en lugar del gasto, lo que redujo su efectividad. A medida que las actividades se reanudaron y las políticas fiscales y monetarias continuaron siendo laxas hasta mediados de 2022, la inflación se disparó.

Los múltiples planes de «estímulo fiscal» como el Plan de Crecimiento y Empleo de 2009, el Plan Juncker, el Nuevo Pacto Verde y el programa Europa Próxima Generación no han logrado revertir la tendencia de estancamiento europeo en comparación con otras regiones del mundo.

Las metas fiscales establecidas en los acuerdos de Maastricht tampoco han sido cumplidas puntualmente por los miembros de la UE, incluyendo a Alemania. La situación económica de Europa plantea un desafío crucial que requiere una revisión seria de sus políticas y enfoques económicos actuales.

¡VIVA LA LIBERTAD!

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